T de Teoría, T de Tango

Aclaración: que en el tango sea el hombre quien lleva a la mujer, es para esta teoría ni más ni menos que un detalle.

Para bailar tango, como en las relaciones, cada uno deberá poder mantener su propio equilibrio; el apoyo en el otro es sólo eso un apoyo, pero no vale pesarle al otro, ni vale tampoco estar demasiado lejos y obligar al otro, para mantenerse en contacto con uno, a salirse de su eje. De cualquier manera, aprender a estar en equilibrio lleva mucho, muchísimo trabajo y no se puede esperar hasta tener ese equilibrio para bailar con otro porque ese equilibrio se consigue, a la vez, bailando. Pero, ¡a no temer!, no se espera que uno mantenga siempre un inmutable equilibrio, hay pasos que requieren que uno sostenga más y que el otro pueda apoyarse más. Y hay pasos, como el cruce, que permiten que cada uno, en caso de haber perdido un poco su eje, su equilibrio, lo recupere. Como también hay pasos que dan tiempo para una pausa, "para que el tango respire".

La primera vez que uno baila, es preferible agarrarse de los hombros en vez de bailar abrazados, para evitar pisotones, patadas y frustraciones (todas cosas que de cualquier manera en algún momento acontecerán) y también para poder conocer el largo de los pasos del otro, para acostumbrarse a su marca, para aprender lo fundamental: a sentirse mutuamente. Porque no es real que en el tango uno manda y el otro sigue; uno manda y el otro sigue, y el uno sigue al que mandó y así permanentemente, si el que manda no sigue al que mandó se pierde la magia de ver un solo cuerpo donde hay dos. Pero, cuidado, aunque se vea un solo cuerpo, hay dos cuerpos y cada uno deberá tener ciertos momentos para hacer gala de su personalidad, que es tal porque está el otro y a la vez por si mismo.
Last, but not least, el secreto para que el baile funcione es disfrutar cada paso sin pensar en el que sigue; pero particularmente disfrutar y mucho.